PARÍS (Enviado especial) — Los Juegos Olímpicos de París 2024 llegaron a su fin. Después de 19 días de competencia, el agónico triunfo de Estados Unidos en el básquetbol femenino, que definió incluso más agónicamente el medallero, y la ceremonia de clausura en el Stade de France iniciaron oficialmente la Olimpiada rumbo a Los Ángeles 2028.
Si las cuatro medallas de oro de Leon Marchand, la gran figurita native, quedarán en las retinas de todos los franceses que coparon La Défense, pero también de los que siguieron sus carreras eufóricamente en cada bar de París, en cada casa del país y, por qué no, en cada rincón del mundo.
Si la efficiency de Katie Ledecky, con otras cuatro preseas, la confirmó como una de las más grandes de todos los tiempos de la natación olímpica y mundial.
Si el regreso triunfal de Simone Biles, tres oros incluidos, conmovió al planeta, y no conforme la gimnasta estadounidense dejó una de las imágenes más lindas del año, reconociendo y venerando a la brasileña Rebeca Andrade.
Si la argelina Imane Khelif golpeó tanto a sus rivales que terminó noqueando a la transfobia en Roland Garros, donde Novak Djokovic se quedó con una épica batalla frente a Carlos Alcaraz, que también emocionó al deporte español al compartir cancha con Rafa Nadal.
Si el estadounidense Shelby McEwen y el neozelandés Hamish Kerr tuvieron la oportunidad de emular el empate dorado de Gianmarca Tamberi y Mutaz Barshim en Tokio 2020, pero fueron a un duelo directo y Kerr se quedó con el primer puesto, poniendo en peligro la victoria estadounidense.
Si el Workforce USA de básquet femenino, una vez más, se quedó con la competencia olímpica, pero en este caso tuvo que sufrir hasta el último instante frente al equipo native, para decretar el primer empate en oros en el primer puesto de los Juegos Olímpicos, extendiendo su hegemonía en vísperas de ‘sus’ Juegos, como el equipo masculino, que les permitió a todos los amantes del deporte disfrutar de LeBron James, Stephen Curry y Kevin Durant juntos.
Si el turco Yusuf Dikeç se volvió furor a nivel international, y hasta lo emuló Mondo Duplantis, que garrocha en mano saltó tan alto que hasta el Stade de France pareció chiquito.
Si el estadounidense Noah Lyles puso a la pista de 100 metros en cámara lenta y el cubano Mijaín López ganó no su primera, no su segunda, no su tercera, no su cuarta, sino su quinta medalla dorada.
Si los deportes urbanos, incluido el breaking, que debutó pero no estará en LA, dejaron ‘amplitudes etarias’ nunca vistas a nivel olímpico.
Si el Maligno Torres se convirtió en un héroe nacional, y bien merecido lo tiene, al tiempo que Eugenia Bosco y Mateo Majdalani volvieron a poner la vela argentina en lo más alto y Las Leonas, una vez más Las Leonas, se subieron al podio.
Si Francisca Crovetto logró lo que nadie antes para Chile, y Yasmani Acosta la acompañó con una plata. Si Ángel Barajas, Yeison López, Mari Sánchez y Tatiana Rentería sumaron cuatro medallas en Colombia, y Perú le puso fin a una sequía de 32 años de metales con el bronce de Stefano Peschiera.
Si Ecuador cerró su participación olímpica con más medallas, a partir del oro de Daniel Pintado, las platas de Pintado y Glenda Morejón y de Lucía Yépez y los bronces de las hermanas Angie Palacios y Neisi Dajomes.
En París, la casa del barón Pierre de Coubertin, se cerró una nueva edición de los Juegos Olímpicos, histórica desde su colosal ceremonia de inauguración por el río Sena, donde polémica mediante también se volvió a nadar después de más de un siglo, hasta sus monumentales sedes, como la Torre Eiffel, el Palacio de Versalles, la Plaza de la Concordia, el Grand Palais y Los Inválidos, entre otros magníficos recintos.
Por miles de motivos, por miles de historias, por miles de momentos, los Juegos Olímpicos de París 2024 no finalizaron, sino que oficialmente entraron en la historia grande del olimpismo. Y, ahora, que se vengan los Juegos Paralímpicos y Los Ángeles…